miércoles, 9 de octubre de 2013

Muebles antiguos en venta

¿Qué os parece si echamos un vistazo a algunos muebles antiguos en venta?

Os enseño éste en primer lugar, que es mi favotito _después de mi consola, claro, y con la triste salvedad de que este no es mío_:




Se trata de un aparador alacena (podéis darle el uso que os parezca más interesante), que estuvo en el Palacio que Eugenia de Montijo tuvo en Madrid. ¿Recordáis la Quinta de la Miranda de la que os hablé en la anterior entrada a propósito de mi genial consola real? Pues éste compartía escenario con aquélla, y no podía ser otro el resultado que la soberbia elegancia de las líneas puras y oscuras, que se iluminan también con la parte superior de mármol blanco. 

 Antiguamente (no sé si podéis ver en los reflejos centrales de las puertas la marca de lo que os digo), contó con unos adornos de oro pegados, y, que, en su momento, por adecuarse más a la austeridad del estilo en boga, por quitar algo de boato al pasar a otros dueños posteriormente o por algún tipo de robo, el caso es que este fue el resultado, de suerte que dimos con ello a través de la misma persona que con la consola, y ahora espera pacientemente en un cuarto poder ser vendida. 

Si os interesa, no tenéis más que decírmelo. Un mueble con historia, de calidad real y presto para ser disfrutado como aparece, o pasando por manos de un restaurador. Creo que con alimentar la madera podríamos disfrutar de su elegancia y antigüedad en estado puro.


Os adjunto algunas más para que veáis sus perfiles  y tallas.

Os muestro alguna imagen que he captado por la red de este palacete madrileño:




  ¿No es genial? Os apunto los links donde podéis leer más de "la Montijo" y su Palacio:

 http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2011/01/eugenia-de-montijo-y-los-blasones-de-su.html
 http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2013_08_01_archive.html

No me lío más, que quiero que veáis dos superrelojes, de la misma dueña, y que también tengo en un cuarto celosamente guardados para el que quiera disfrutar de ellos y de su buen gusto. En primer lugar, un reloj de pared decimonónico (cómo me gusta todo lo que huela a este momento), de elegancia inglesa y una bonita talla en el el remat superior:

Decidme si no estáis de acuerdo. Un reloj de herencia que perteneció al abuelo de esta amiga mia, que vivió en aquél siglo. Sí, sí, gente longeva.

Ahora el siguiente, un Tempus Logan. Un reloj de pared alemán de hace aproximadamente  cuarenta años, también de herencia, en este caso de sus padres. De Freno sonería, con tres diferentes: Winchester, Westminster y Whittington. Una maravilla, hermano de cuarto con estos dos muebles antedichos y la lámpara, con la que terminaré esta entrada.


 Vale, vale, ¡ya voy! Aquí va mi última pieza y nos dejamos de arte por hoy, que tengo que ir me a hacer cosas más prosaicas y mundanas.  Esta lámpara, también del siglo XIX, es de bronce dorado, macizo, de seis luces en forma de velones y un florón como remate para colgar del techo. Toda ella, sin quitar eslabones para acortarla, mide 64 cms. ¿Tenéis una casa de campo, un hotelito o una antiguo hogar de gruesos muros? Entonces puede ser vuestra, que os la guardo.


 

2 comentarios:

  1. Como me gusta. Te mandaré un correo a rociarteyo@gmail.com para que me informes de precios. Animo en tu nueva andadura

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    1. Muchísimas gracias.
      Me alegro un montón.
      Claro que sí, en mi correo te informo de precios.

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